Alojamiento: 8 |
Limpieza: 7 |
Encargado: 10 |
Ubicación del alojamiento: 10 |
Calidad/precio: 8
Lo que buscábamos, unas vacaciones de relax absoluto. Un lugar 'fuera del mundo', en todos los sentidos. Cuando llegamos a la isla de San Nicola, para ser sinceros, estábamos un poco desanimados: la noche anterior en Termoli, una señora local nos había enumerado los inconvenientes y dificultades que, según ella, encontraríamos: el centro histórico (donde se encuentran los apartamentos gestionados por Nicola) está en un acantilado, ella dijo que la subida es incómoda. No hay tienda de comestibles, para hacer la compra tendrás que ir a San Domino. Y luego en San Nicola no hay nada que hacer. Vayamos por partes: es cierto, el pueblo está encaramado en un acantilado con vistas al puerto. La subida a pie no es la más fácil, pero hay un ascensor conveniente que no cuesta mucho. Una vez arriba, sin embargo, la vista que disfrutarás te recompensará con creces. Además, a veces prueba a subir descalzo, deja en casa tus zuecos o tus zapatillas. Pruébalo, no lo creerás, pero es una experiencia completamente diferente. La compra: llama a la tienda de San Domino, léales la lista y la compra llegará al puerto con el barco de las 10. Más cómodo imposible. Entre la visita a la abadía/fortaleza, el museo de la radio, el paseo al cementerio, la iglesia, simplemente pasear por las avenidas del centro histórico, decir que en San Nicola no hay nada que hacer no es del todo cierto. Pero de todos modos, ¿estamos seguros de que no tener nada que hacer de vez en cuando es tan malo? Los apartamentos: no muy grandes, pero definitivamente suficientes y bien equipados: muebles y electrodomésticos nuevos. Fuimos tres y estuvimos muy cómodos. Por la noche, cenar fuera frente a casa, en la calle principal, es fabuloso. El desayuno por la mañana con la gente que pasa y te saluda. Como dice la publicidad, no tiene precio. El gestor: en la casa encontramos de todo: espaguetis, azúcar, sal, leche, una botella de vino, agua, galletas para desayunar. ¿Dónde encuentras a alguien que te dice: 'oh no, cuando se te acabe el vino no tienes que ir a comprarlo, tienes que decírmelo y te lo traigo, es ecológico' y luego ni siquiera quería que pagáramos una botella. Alguien a quien, nada más llegar, le dices que la nevera no funciona y, después de media hora, no más, alguien llama a tu puerta: 'Nicola me ha enviado' y te arregla la nevera. Por último, una joya: el 14 de julio, mi esposa y yo celebramos nuestro trigésimo aniversario de bodas. Nicola se enteró y ¿qué hace? A las cuatro de la tarde estábamos en una playa y llega él con una lancha, salta a tierra y saca una botella de Muller Thurgau, copas, y brindamos con él y algunas amigas que estaban en la playa con nosotros, ¡para emocionarse! En resumen, vayan.
se ha alojado del 11/07/2015 al 25/07/2015