El San Carlo B&B es un encantador refugio ubicado en Città della Pieve, una ciudad rica en historias y tradiciones, enclavada entre Umbría y Toscana. Aquí, en el corazón de un paisaje que cautiva por su belleza, se extiende una vasta propiedad de 13 hectáreas dedicada a olivares y bosques, donde el mundo natural se fusiona armoniosamente con la arquitectura de una casa de campo del siglo XVII, finamente restaurada para revelar su extraordinario esplendor.
Cada espacio del San Carlo ha sido diseñado para recibir a los huéspedes en un ambiente de comodidad y serenidad. Las habitaciones, amplias y decoradas con gusto, evocan los tonos de la naturaleza circundante, creando un perfecto equilibrio entre el interior y el exterior. Las grandes ventanas permiten admirar el campo, que cambia de rostro con el transcurso de las estaciones, mientras que las áreas comunes ofrecen ocasiones relajantes para socializar o simplemente disfrutar de la tranquilidad de la propiedad.
Se presta especial atención al bienestar de los huéspedes, garantizando amplios espacios para el distanciamiento y un servicio personalizado que incluye la posibilidad de desayunos en la habitación, respetando las normas de seguridad más recientes. Sumergidos en la naturaleza, los huéspedes pueden aprovechar la piscina panorámica o emprender caminatas por el bosque de encinas y robles, donde la biodiversidad ofrece oportunidades para observar fauna raras, como el abejaruco.
La ubicación estratégica de la instalación representa una ventaja adicional para aquellos que desean explorar las maravillas circundantes. Città della Pieve, con sus tradiciones artísticas, es el punto de partida ideal para visitar joyas históricas como Orvieto, Pienza y Montepulciano, o para relajarse en el Centro Termal Fonteverde, con el que el B&B ha establecido un convenio para ofrecer ventajas exclusivas a sus huéspedes.
Gestionado con pasión por una familia que ha hecho de este lugar su hogar, el San Carlo B&B no es solo un lugar donde quedarse, sino una experiencia de convivialidad y calidez, donde cada detalle se cuida para transmitir el amor por la tierra, sus productos y su belleza. En este rincón de paraíso, se pueden redescubrir los ritmos lentos de la vida de campo, saboreando mermeladas y tartas preparadas con ingredientes frescos y locales, mientras el pequeño Jack Russell de la familia, Leopoldo, añade un toque de dulzura y vitalidad.
En el San Carlo, cada huésped es recibido como parte de la familia, en un ambiente donde el tiempo parece detenerse y la belleza de los lugares invita a la reflexión y al placer de la estancia.